COMUNICADO
CICOP renueva su lucha por una salud pública universal, gratuita y de calidad para toda la población.
Tarifazos de Año Nuevo
En la última Circular reflexionábamos acerca de las dificultades que habíamos enfrentado, como trabajadores en general y como profesionales de la Salud en particular, durante el año que llegaba a su fin. Allí también mencionábamos las penurias de grandes sectores de la población para acceder a un trabajo digno, a salarios acordes a las necesidades, a servicios públicos de calidad y a políticas sociales esenciales para su desarrollo. Lamentablemente, el panorama no permite vislumbrar mejoras.
El Gobierno Nacional eligió cerrar el 2018 con anuncios de aumentos en el transporte y en las tarifas de servicios públicos para los inicios mismos del 2019. Aún no se conocen los números precisos de la inflación del año finalizado, pero se estima que rondará el 48 %, la más alta desde 1991, conformando así una fuerte pérdida salarial, en la práctica una rebaja en los sueldos y jubilaciones. Las cifras de la pobreza y la indigencia, resultado directo de las políticas implementadas y del rumbo económico elegido, no harán sino incrementarse con la puesta en práctica de los aumentos anunciados y su consiguiente traslado a los precios de los artículos de primera necesidad. Resulta clara la imperiosa necesidad del elenco gobernante de responder a las políticas de ajuste del Fondo Monetario Internacional y cubrir el déficit fiscal sin importar los costos.
La alianza Cambiemos llega de este modo a completar un ciclo iniciado en diciembre de 2015 y se prepara para la puja político-partidaria del año electoral. El modelo puesto en práctica a lo largo de este tiempo ha dejado miles de trabajadores en la calle, destrucción del aparato productivo, retracción del consumo y un deterioro más que significativo de la calidad de vida de la población. Lo público ha sido denostado como gasto y no considerado como inversión, así como los derechos de los trabajadores y sus organizaciones han sido vapuleados y sindicados como un “costo laboral” que debe ser reducido para que la economía finalmente despegue, vengan las inversiones y los números cierren. Ninguna de estas cosas ha tenido lugar.
Las luchas fragmentadas
Los discursos, los anuncios y los hechos concretos de quienes nos gobiernan no dejan mayor margen de dudas acerca del despliegue de un escenario de conflicto y lucha para el 2019. El año que cerramos también fue de alta conflictividad social, pero caracterizado por un enorme nivel de fragmentación. Si bien es cierto que los gobiernos nacionales, provincial y municipales están dispuestos en general a avanzar a como dé lugar, incluyendo acciones represivas, cuando se lograron superar los internismos y las mezquindades se pudo dar muestras de fortaleza y de resistencia que generaron desgaste al poder. Así fue ocurrió en ocasión de los dos paros generales, de altísimo nivel de adhesión.
En lo sectorial, la Marcha Federal por el Derecho a la Salud también logró visibilizar reclamos específicos a través de una movilización histórica. Asimismo, resultó multitudinaria la expresión pública en repudio a la decisión del Gobierno de la CABA de desconsiderar a varias profesiones, no incluyéndolas en la nueva Carrera aprobada. Es cierto que ninguna de esas instancias ha tenido luego continuidad, pero no dejaron de ser significativas. A la vez, estas manifestaciones dieron cuenta de la crisis que atraviesan las Centrales de Trabajadores en sus diversas expresiones, cuestión que deberá comenzar a saldarse con debate y compromiso desde las bases.
En el balance, la lucha por el aborto legal, seguro y gratuito, con los hitos del 13 de junio y el 8 de agosto como capital concreto, fue la que logró no sólo transversalidad, sino también la incorporación de amplios sectores muy jóvenes de la población dispuestos a no dejar la calle y a continuar reclamando por derechos y salud. El colectivo que la impulsa, en amplísima mayoría conformado por mujeres, no sólo vino para quedarse, sino que continuará marcando agenda con una fortaleza que tiene que interpelar a todas las organizaciones comprometidas con el campo popular.
La profunda crisis del sistema sanitario bonaerense
Las dificultades se han sucedido una tras otra en la Provincia que gobierna María Eugenia Vidal, habiendo sido el sistema sanitario particularmente afectado en un contexto general de grandes carencias y cuyo abordaje resultó absolutamente insuficiente. Con la continuidad de las políticas que se vaticinan, el año que se inicia no augura mejores perspectivas.
El incendio ocurrido el 17 de diciembre en el Hospital Oñativia de Rafael Calzada, cuya extensión y gravedad ha reducido a su mínima expresión la atención que se puede brindar allí, ha puesto blanco sobre negro el alcance de la crisis de la Salud Pública bonaerense. La numerosa población que depende casi exclusivamente de las instituciones públicas para garantizar su derecho a la Salud se encuentra afectada. Lo están asimismo los trabajadores, no sólo del Oñativia, sino también de los hospitales más cercanos y de los centros de salud municipales que se encuentran sobrecargados y arrastrando las falencias que tantas veces hemos denunciado: falta de personal, salarios deteriorados, infraestructura deficiente, insumos insuficientes, episodios de violencia.
Lo que sí se sostiene, como ocurrió también a lo largo de todo el año en otras situaciones un poco menos graves, es el compromiso de los trabajadores para hacer malabares, cubrir agujeros y afrontar la tarea cotidiana tratando de dar respuestas ante la indiferencia de las autoridades responsables.
Frente a un 2019 que se avizora complejo y difícil para grandes sectores de la ciudadanía, CICOP, una vez más, reafirma su compromiso de continuar levantando en alto la bandera de la Salud Pública. Transitaremos ese camino con más discusión y organización colectivas, buscando la mayor unidad de acción posible y en alianza con la comunidad. Ese es nuestro desafío y lo llevaremos a cabo.