Si usted se sintió motivado para leer esta nota, deje de lado todo tipo de pensamiento político partidario primero. Porque los hechos de violencia y delitos en Chivilcoy desde hace algunos años a la fecha vienen en escala ascendente y es un problema de todos. Un problema que ninguna persona individualmente o grupo circunscripto aislado puede solucionar totalmente. Olvídese de eso. Descarte también la idea que Chivilcoy es “la isla de la fantasía” y que aquí ciertas cosas no van a pasar nunca y los problemas que pudieran ocurrir se pueden revertir con una varita mágica de un día para el otro.
Los delitos que usted veía por televisión en los canales de noticias de las grandes capitales, están ocurriendo desde hace algunos años en su propio barrio. Tanto en el aumento de la cantidad de los mismos como en la diversidad de formas y características que eran atípicas en esta zona hasta no hace mucho tiempo. Deje de pensar que los hechos antisociales, de violencia y delitos de los fines de semana solo se deben a jóvenes traviesos que salen a merodear en motos. Debemos comenzar a pensar, como ciudadanos comunes, que estamos inmersos en una violencia social que ya ha llegado con todas sus características a estos pagos. Y lógicamente y estadísticamente debía ser así. Pasa en Argentina y en ella estamos.
Por ese motivo el vecino debe empezar a observar y analizar los hechos de otra manera; y a tener una perspectiva preventiva diferente. Debemos asumir que a la violencia común se ha agregado el perfil criminal, y que este último en muchos casos es desorganizado, pero que en otros presenta características de crimen organizado. Y no es cuestión de ponernos en especialistas en seguridad, ni en sociólogos, ni antropólogos. Solo deténgase un minuto ante la realidad y observe. Saque sus conclusiones. Hemos crecido en instituciones estatales como también en ONG y en acciones de hacedores de la política pública que trabajan en violencia de género, drogadependencia, inseguridad en general. Pero si usted piensa que este fenómeno social mañana se termina y que la solución está fuera suyo y no se hace partícipe, está perdido.
La crisis de la violencia social y el crimen organizado atraviesa hoy todas las esferas de nuestras vidas y nace en múltiples variables. Analice sino cuantas veces escuchó en los últimos tiempos: Maltrato físico y/o psicológico a niñas y a niños, “bullying” en las escuelas, violencia en los centros de educación media superior y superior, maltrato o trato inadecuado a las personas de la tercera edad, violencia en el noviazgo, violencia hacia las mujeres, difusión de mensajes injuriosos sobre personas a través de redes sociales, vandalismo urbano, resistencia violenta de grupos comunitarios a la acción de autoridades públicas, manifestaciones públicas violentas de algunos movimientos sociales, delitos comunes con violencia, trata de personas, acciones violentas del crimen organizado, acciones violentas en delitos vinculados a la drogadependencia y narcotráfico. Por supuesto no hay que olvidar las acciones violentas e ilegales por parte de agentes del Estado y la corrupción. Tome nota tranquilo y apunte cuántos de estos factores antes nombrados no forman parte de la sociedad de Chivilcoy hoy. Puede que se le ocurra alguno más.
Aunque considero que la base de la solución está en la educación e integración familiar y la igualdad de oportunidades para todos, siendo la desigualdad social el origen de toda violencia; no debemos ser pueriles en desconocer la presencia del fenómeno social de la violencia, así como la presencia de los valores violentos que sectores delictivos o criminales sostienen para sus oscuros intereses, donde la incursión del narcotráfico es un ejemplo de esto. Por todo lo anterior, los vecinos de Chivilcoy, debemos empezar a ver el fenómeno de la violencia y delincuencia desde un nuevo punto de vista y con un compromiso diferente, cada cual desde el lugar que le toca y puede, para lograr el bien común que todos queremos y merecemos.
Guillermo R. Pinotti