El abogado y escritor local, Horacio Alberto Vero, nos presenta esta narración, parte de su último libro “Siglo XXI, Cambalache”
“Urgente. Permuto casa céntrica por casaquinta. Comunicarse al 15678492”
Joaquín vivía hace muchos años en el barrio. Cuando joven, todo era muy tranquilo por esas calles y veredas que conocía de memoria. Sin embargo, el paso del tiempo dio lugar al consabido “progreso”: más casas, más departamentos, más vecinos, más gente, más autos, más motos, más bocinas, más música fuerte, en fin, más ruidos de variados orígenes y decibeles.
Joaquín –casado, con dos hijos pequeños- habitaba una preciosa casa. Amplia, moderna, y un patio con jardín, decididamente bello. Tenía todo a mano. La escuela donde concurrían sus niños. Su trabajo y el de su esposa. Sus amigos, y el club donde jugaba al fútbol dos veces por semana.
Pero el bendito barullo lo alteraba. Le costaba conciliar el sueño. La música estridente de los vecinos. Los escapes libres. El griterío de los pibes en la vereda. Los bocinazos. El incesante tránsito. El ladrido de una veintena de perros callejeros. El maullido de los catorce gatos de enfrente.
“¡Basta, se terminó! ¡No aguanto más! ¡Nos vamos a vivir a una quinta!”- espetó Joaquín a su señora. “Allí la vida es otra cosa. Me lo dijo Julio, que vive a ocho kilómetros del centro. El verde. El canto de los pájaros. ¡Y el silencio!!!”.
El aviso publicado dio resultado. A los pocos días, Joaquín y familia se instalaron en una cómoda y espléndida casaquinta, con frondosa arboleda, un parque que nada envidiaba a su inolvidable jardín y, lo más importante, el silencio tan buscado, solo interrumpido por el incomparable bullicio de las aves del cielo.
Transcurrieron dos meses maravillosos. Únicos. Joaquín había encontrado su paraíso terrenal. Silencio. Paz. Armonía. Naturaleza pura por todos los rincones.
Hasta que un buen (mal) día la fracción de dos hectáreas de enfrente -que por años había permanecido habitada solamente por árboles y flores silvestres, sucumbió al ya mencionado “progreso”.
En apenas unas semanas, topadoras, sierras, hachas y excavadoras dieron vida a 100 apetecibles lotes, que en apenas unas semanas dieron vida a 100 hermosas casas, que en apenas unas semanas dieron vida a 753 personas, que en apenas unas semanas dieron vida a 415 perros, a 223 gatos, a 127 autos, a 89 motos de alta cilindrada, a 84 cortadoras de césped, a 83 motores para llenar las piletas de natación, a 245 bocinazos, a 175 escapes libres y a 678 sonidos de distintas bandas musicales, por día. Y por noche.
Los pájaros, con sus voces, emigraron del lugar una cálida tardecita de verano.
Ayer anduve caminando por la zona. En el portón de acceso a la quinta de Joaquín, hay un enorme cartel que dice “Urgente. Permuto casaquinta por casa céntrica. Comunicarse al 15678492”.
Horacio Alberto Vero
De su último libro “Siglo XXI, Cambalache”