Los argentinos de todas las clases sociales, identidades políticas y partidarias nos levantamos en defensa de la Estructura del Estado Nacional Argentino como expresión de la declinación de la violencia política que signó gran parte de nuestra historia, para sustituirla por un enorme andamiaje de ACUERDOS HISTÓRICOS DE MÁS DE 100 AÑOS DE SOBERANÍA POPULAR que representan la AMPLIACIÓN DE DERECHOS MÁS IMPORTANTE DE América Latina y gran parte de los países desarrollados de todo el mundo.
Como en Europa, las cepas neofascistas, y neonazis se han hallado agazapadas e intentando ingresar a la vida y la institucionalidad democrática durante toda la historia posterior a la Segunda Guerra Mundial.
En Europa con magros resultados, dado que la ciudadanía apegada a la memoria de lo que significó reconstruir sus naciones y su desarrollo económico en la posguerra, no habilitó el surgimiento de estos grupos reduciéndolos hoy a su mínima expresión y creando organismos estatales para su control.
En Argentina, hace demasiado tiempo que la Democracia no da respuesta a las necesidades esenciales de la ciudadanía, sin embargo, es imperioso decir que no es defecto de la Democracia, ni tampoco de la política, que es el hacer más noble de la humanidad, tal como alguna vez expresó Juan Pablo II.
La corrupción y la degradación de la democracia son producto de procesos globales y complejos devenidos de los intereses de la ultraderecha defensora de las lógicas del mercado por encima del DESARROLLO INTEGRAL HUMANO.
En estos días que corren, hasta las elecciones de octubre es URGENTE que la ciudadanía, más allá de su portación ideológica y político partidaria, se abrace en un ACUERDO NACIONAL DE BASE POPULAR para evitar el desguace del Estado en aras de un discurso anticorrupción, de alto voltaje en expresiones que nos hacen retornar a la violencia política del siglo XX.
La corrupción y el crecimiento desmedido del Estado, el clientelismo estatal y político, la política prebendaria, la ausencia de vida intrapartidaria real en los principales espacios de la política nacional, en modo alguno requieren de personas sin experiencia ni dotes de estadistas, a todas luces autoproclamadas moralmente superiores, arrogantes, intolerantes con la libertad de prensa, que insultan sin tapujos a sus adversarios en la contienda electoral -como si acaso, en este país no supiéramos el dolor que todo ello nos ha causado- y propongan desde una impunidad rayana en la ausencia de salud mental, la destrucción de la EXPRESIÓN INSTITUCIONAL DE LOS ACUERDOS HISTÓRICOS DE UNA PATRIA AL MENOS DURANTE 100 AÑOS DE SOBERANÍA POPULAR Y 40 AÑOS DE DEMOCRACIA ININTERRUMPIDA.
Los argentinos de todos los colores no estamos dispuestos a otorgar las herramientas institucionales, mediante el sufragio, y a través de la composición del Poder Legislativo en las comunas, las provincias y la Nación para habilitar la gobernabilidad del neofascismo/ neonazismo y así corremos el riesgo de ingresar a un período de INESTABILIDAD INSTITUCIONAL que sólo agudizará los índices de pobreza históricos que estamos padeciendo.
La experiencia internacional indica que las problemáticas que Argentina hoy padece, desde el narcotráfico, el descenso de niveles de seguridad que otrora nos pusieron entre los mejores países del mundo, tal como lo fue la educación y la salud, y la movilidad social ascendente -todo aquello que nos asiste el derecho de recuperar- en el mundo no se ha logrado sino con democracias ancladas en la Paz, con liderazgos basados en la experiencia, devenidos en trayectorias políticas constitutivas de los procesos de consolidación de las Naciones libres y soberanas, y nunca a través de propuestas que requieren de una exhibición mediática destinada a minorizar el pensamiento de una ciudadanía que ha sido ejemplar en el proceso de construcción de la Democracia, que siempre se ha apegado a las reglas, que aún obedece al Voto Obligatorio en su enorme mayoría porque sabe lo que nos costó llegar a poder ejercer todos nuestros derechos.
La impericia de una dirigencia política que ha hecho del Estado el ámbito de sus negocios personales -tal como lo hicieron las oligarquías anteriores a la etapa de Soberanía Popular- deberá ser excluida de la administración pública sin por ello dañar el diseño de un Estado Nacional que es la foto más perfecta de lo que el Pueblo Unido a través de la historia ACORDÓ CONSTRUIR.
El Estado Nacional es la expresión de un Proyecto Histórico que no podemos entregar a una minoría arribista, violenta, que presupone la superioridad moral hasta sobre sus propios votantes; no podemos entregar las experiencias latinoamericanas ejemplares que son de nuestra propia autoría a un grupo que las desprecia abiertamente cuando esas experiencias se hallan en el alma de la Nación desde 1810 en adelante.
En defensa de la Patria y más allá de las particularidades políticas, partidarias, espirituales e ideológicas, alcémonos en defensa del Estado de la Nación Argentina como Proyecto Histórico, porque para sanear su estructura, para retornar a la Argentina de punta en Derechos Humanos, Ciencia y tecnología y cultura democrática, tenemos alternativas electorales -que aunque presupongan administrar tensiones políticas naturales a nuestra sociedad para seguir avanzando- GARANTIZAN el respeto al PROYECTO HISTÓRICO DE LA NACIÓN ARGENTINA Y SUS ACUERDOS HISTÓRICOS DEMOCRÁTICAMENTE ALCANZADOS.
María Laura Razzari
el estado nacional se ha transformado en una cueva de vagos, donde millones de parásitos sobreviven a costa de los impuestos con q se exprime al sector privado, sin aportar nada al conjunto de la sociedad… cada cosa q da el estado, previamente se lo quitó por la fuerza al q lo produjo, siendo la consolidación de una estructura de robo legalizado q debiera ser reducida a su mínima expresión… la pobreza de nuestro país es consecuencia del exceso de estado
El estado es muy grande, corrupto, ineficiente y malgasta el dinero de los impuestos que aporta la gente que honestamente se levanta a laburar, basta de regalías a cambio de votos, agarren la pala, contribuyan y exijan al estado que administre bien los recursos.