El consejo fundamental es no dar ningún dato personal ni por teléfono, mail ni chat.
En general los delincuentes se hacen pasar por personal del banco o de alguna tarjeta de crédito y piden una clave con la que entran al home banking y generan una nueva clave para operar por cajero. “Los montos de dinero son transferidos a cuentas mula de otro banco y son retirados por cajero casi de inmediato”, explica Jorge Litvin.
Phishing. Alguien simula ser de una empresa, banco o institución y nos pide información, generalmente privada. Casi siempre estamos en otro tema, distraídos, hablamos rápido. Nadie quiere hablar con los bancos. Y caemos.
Primer consejo: no dar ningún dato personal ni por teléfono, mail, chat, nada. A nadie. Ni siquiera al banco ni a la policía. A nadie.
Según la Unidad Fiscal Especializada en Ciberdelitos (UFECI), las estafas bancarias escalaron un 500% y fueron los delitos informáticos que más crecieron durante 2020. Le pregunto sobre el tema a mi colega Sebastián Davidosky, autor del libro “Engaños Digitales, víctimas reales” (Ediciones B, 2020), y que sabe más del tema de ciberseguridad: “El año pasado de pandemia mucha gente se vio obligada a usar herramientas digitales para operar en sus bancos. Le llamó exilio analógico porque no fue una transformación digital ordenada y escalonada, sino que la gente no tuvo opción para acceder a sus cuentas bancarias o a hacer compras online”.
“Entonces hubo muchísimos problemas, que los delincuentes aprovecharon bien. Se hicieron pasar por agentes de banco y muchos clientes entregaron sus claves. Por eso hubo récords de denuncias por acceso indebido a cuentas. Otro gran problema de fondo es que el Banco Central sigue habilitando estos créditos preaprobados. Los ladrones, una vez que entraron a las cuentas, pueden pedirlos y volver a vaciar las cuentas. O sea, no solo las personas son víctimas de estos robos, sino que también se endeudan y nadie responde”.
Las únicas víctimas, en estos casos, son los clientes. Además de que le robaron su dinero sin salir de su casa, pierden tiempo, paciencia y salud. Los reclamos suelen tardar meses y las entidades bancarias casi nunca restituyen el dinero robado. [Fuente: elDiarioAR]