El sábado 29 de noviembre a las 20 horas se inaugurará la muestra “Ampliación de los términos” con obras de Liria Evangelista y Rocío Felice. La cita será en La Casita de Petit, con entrada libre y abierta a todo público.
De acuerdo al texto curatorial, escrito por el profesor Adrián Vila, la muestra nos invita a reflexionar sobre los límites del arte y su permanente diálogo con el mundo. La propuesta se mueve en esa frontera porosa donde las disciplinas se cruzan: de la pintura al cuerpo, de la tela al paisaje, de la fotografía al contexto.
“Ampliación de los términos” se presenta como un espacio de comunidad, de preguntas, de afectos y de historias compartidas. No se trata de encontrar “un sentido oculto” en las obras, sino de ver cómo el arte dialoga con conceptos, tensiones y realidades sociales. El arte, entonces, no da respuestas cerradas, sino que abre preguntas y dudas.
Inspirada en la idea de ampliar los límites, la muestra propone mirar el arte como una práctica viva, que nace del trabajo, de la belleza y de la búsqueda constante de nuevas formas de encuentro.
Texto curatorial
La idea del límite del término [del arte] resulta fundamental, porque hay un adentro y un afuera (no existiría un terreno privativo del arte si no hubiera algo propio) pero ese límite es poroso y está continuamente atravesado de ida y vuelta por el mundo y por las demás artes. Nunca clausuramos la esfera totalmente, siempre están entrando y saliendo: tráficos. Y es que no vamos a hablar acá del desciframiento de un sentido oculto en las obras, sino como puesta en tensión con conceptos o realidades; como campo de remisión a más preguntas, a más dudas.
Siempre que se taxonomiza a las formas del arte se habla de arte indígena o arte popular o arte erudito o de culto o elitista o folklórico o masivo, todas las formas que apelan a la belleza y hacen de la belleza un instrumento para reforzar o provocar… significados. Pero lo que es cada vez más infrecuente es escuchar hablar de arte de la clase trabajadora (aquel «proletario»). O del arte resultante del trabajo, del trabajo cotidiano, del arte hecho por el trabajo. Raymond Williams (El campo y la ciudad) decía que «En gran medida, el verdadero propósito de las leyes contra los vagabundos era obligar a quienes carecían de tierra a trabajar por un salario en la nueva organización de la economía» y que «De la transformación del campo, de su vallado, por un lado, y de su disposición para ser explotado, surge también el jardín inglés». En la ampliación del campo para la explotación mediante el trabajo: el jardín. En este caso hay gestos contemporáneos del mundo del arte, basados en operaciones de la ampliación de los términos.
Liria y Rocío en la línea del término del deslinde en su último punto: la frontera que se habita entre dos o tres formas o más, quién sabe. La belleza al servicio de la magia, de la tela del mundo, de fines mágicos o del exorcismo, de cuestiones que tienen que ver con la comunidad. De la fotografía al paisaje, de la pintura al cuerpo, de la tela al contexto. El arte no basta, la novela no basta, la fotografía no lo hace, tampoco la poesía. Nada basta: la realidad no basta: ¿No se trata todo esto de contar una historia? Algo de nostalgia y hermosura y trabajos en el ojo de Rocío y algo de los abrazos, de tejidos y también de los trabajos en Liria: «Ya no besamos las manos. Hoy nos agarramos del brazo o nos abrazamos, como los judíos de Rembrandt» [John Berger sobre «El regreso del hijo pródigo», de Rembrandt].








