El periodista Fernando Poggio, colega que acompañó a través de su labor y de su admiración, el recorrido de Adelina y sus visitas periódicas a Chivilcoy, privilegio del oficio que compartimos, profundamente consternado, dolorido y angustiado por su muerte, la catalogó como “tal vez la personalidad más importante que haya dado la ciudad de Chivilcoy” y dijo “se va una persona maravillosa con valores inconmensurables, valores que uno puede trasladar a lo que pretendemos como país, que se haya ido es un dolor profundo, pero también su legado es hoy la bandera de mucho de nosotros”.
En las palabras de Fernando, queremos desde DECHIVILCOY, plasmar humildemente, lo que Adelina Dematti de Alaye significó para nosotros desde lo personal y profesional, una persona admirada y respetada, por su lucha inclaudicable y por sus valores.
“Es una mujer que engendró miles y millones de hijos” enfatizaba nuestro colega en su editorial del diario La Razón, “sembró la semilla de la Justicia, una mujer que a pesar de su profundo dolor, jamás tuvo en sus palabras una idea de venganza, sino de búsqueda de Justicia y de lucha contra la impunidad” se extendió a este medio, “creo que esos son los valores que ella deja, la lucha contra la impunidad y la desmemoria, el legado más importante que han tenido, ella y las Madres, en su búsqueda por la Verdad, pero también en su búsqueda por la recuperación de la Memoria Colectiva de un período de la historia que nos marcó para siempre, y que afortunadamente en los últimos años han comenzado a repararse parte de esas historias desmembradas en función de avanzar contra la Impunidad y el Olvido, reforzando la Memoria, uno de los pilares que tenía Adelina Dematti como sustento de vida”.
Por otra parte, recordamos junto a Poggio, el aporte esencial de la labor de Adelina a la Justicia, a través de sus invaluables documentos fotográficos y material de investigación, que desarrolló durante tantos años, en el marco de la búsqueda del paradero de su hijo Carlos Alaye, desaparecido durante el año 1977 en manos de la Dictadura Militar, “era muy inquieta, su trabajo fue de hormiga, de recopilación de documentos, papelitos que jamás tiró, distintas fotografías que sacando de marchas, acontecimientos y otros, con su camarita fue retratando absolutamente todo lo que pasaba a su alrededor. Y tan importante fue su trabajo, que fue declarado por la UNESCO como patrimonio de Memorias del Mundo, por su valor histórico y documental” detallaba.
“Su trabajo de investigación y recopilación sirvió para echar luz sobre acontecimientos vitales en el área de la Justicia, para saber sobre responsables civiles, para saber que pasó en el Cementerio de La Plata, sobre muchos NN, sobre el método sistemático de desaparición de personas en La Plata donde ella vivía” recuerda Fernando, quién apunta acerca de los libros escritos por Adelina, donde toda esta investigación fue plasmada, “el último libro ( “La Marca de la Infamia”) data de manera directa la responsabilidad civil, complicidad de profesionales médicos, en el sistema represivo de desaparición forzada de personas, al margen de su testimonio brindado en distintos juicios, especialmente en el de “La Cacha” donde se supone, estuvo secuestrado su hijo Carlos Esteban Alaye”.
“La Cacha”
Cabe mencionar, que, en septiembre del año 2014, la Unidad Fiscal Federal de La Plata pidió que se condene a prisión perpetua a 18 de los 21 represores acusados por delitos de lesa humanidad cometidos en el centro clandestino de detención conocido como “La Cacha” durante la última dictadura cívico militar.
La Cacha funcionó como centro clandestino desde 1976 a 1978 y además operó como una maternidad clandestina para las detenidas-desaparecidas que se encontraban embarazadas.
Prestaron declaración más de 130 testigos, se investigaron los casos de más de 120 víctimas que estuvieron en ese centro y cuatro homicidios conexos. Entre los casos que se investigan están los de Laura Carlotto, hija de la titular de Abuelas de Plaza de Mayo Estela de Carlotto, y el homicidio y la privación ilegítima de la libertad de Antonio Bautista Bettini, padre de Carlos Bettini, ex embajador argentino en España, además del caso del hijo de Adelina.
El centro clandestino funcionó en las instalaciones de la vieja antena transmisora de la Radio Provincia de Buenos Aires, aledaña a las Unidades 1 y 8 del Servicio Penitenciario Bonaerense, entre las calles 191, 196, 47 y 52, en la localidad de Lisandro Olmos, en las afueras de La Plata.
Que pena, se fue sin traer a conocimiento la OTRA mitad de la memoria, los caidos por los asesinos montoneros. y bueno.
Marita, te recomiendo Leer el «Nunca más» y vas a ver que el dinero es lo de menos.
y la memoria por los caidos por los montoneros? se olvidan una parte de la historia
los 30.000 desaparecidos fue un gran negocio para los DDHH que se hicieron de miilonadas de pesos en nombre de ellos.