Actualmente, la importancia emocional toma un lugar preponderante entre las preocupaciones de instituciones que trabajan con niños y en las familias. Se trata del aprendizaje en torno a la gestión de las emociones con el fin de incentivar la comprensión y el bienestar cotidiano.
Al reforzar su seguridad, los niños toman conciencia de sus emociones y se relacionan con su entorno de forma positiva, evitando las secuelas de una mala gestión. ¿Cómo podemos reforzar esta educación? Además de la formación de profesionales, podemos apoyarnos en juguetes y actividades.
Tanto para la educación formal y alternativa como para el apoyo en casa, existen muchos artículos y actividades que son de gran ayuda. A continuación, repasamos algunas opciones.
Juguetes
Acompañar la educación emocional con juguetes antiestrés es una gran forma de motivar la gestión desde la inmediatez de los sentidos. Es una estrategia muy útil durante la primera infancia, que puede sumar complejidad más adelante, mediante el desarrollo de actividades.
En las líneas que siguen, enumeramos algunas opciones para lidiar con la frustración.
• Pop it: se trata de bandejas de silicona con un sistema de burbujas que, al presionar, generan un leve sonido y un delicado golpe. Se crearon con el fin de simular las burbujas de los plásticos protectores, conocidas por su efecto relajante.
• Snappers: es la opción ideal para tratar la irritación, ya que es un juguete de agarre muy resistente que posibilita la presió y emite un sonido de “cierre” que ayuda a la descarga emocional.
• Resortes metálicos: un clásico que no pasa de moda y permite el traspaso del volumen entre manos o la experimentación en superficies. Es un estimulante visual que es ideal para la concentración, experimentación y calma.
• Spiners: cualquier modelo de este tipo de juguetes es una gran alternativa para trabajar las emociones con niños hiperactivos propensos que sufren ansiedad. Se trata de grandes aliados para acompañar el estrés y potenciar la concentración.
Actividades
Tanto en las aulas como en los espacios de ocio o tiempo familiar, es importante desarrollar algunas actividades que permitan sostener la educación emocional. Por fortuna, las opciones son numerosas y a continuación repasamos algunas de ellas.
• Frasco de la calma: es una gran idea que consta de una etapa de creación y otra de observación. Esta técnica muy difundida es una de las favoritas de los pequeños que, después de elaborar el objeto, pueden agitarlo y observarlo en los momentos en que el enfado o el estrés los dominan.
• Ejercicios de respiración: ante una situación muy estresante, es importante enseñar a los niños la respiración consciente como un ejercicio de relajación primario.
• Baile: se trata de la forma más antigua de canalizar las emociones al tiempo que se incentiva la expresión corporal. Una excelente manera de reducir el estrés y transformarlo creativamente.
• Dibujos para colorear: la expresión artística tiene muchos beneficios, pero puede reforzar la frustración de no resultar. Por eso, una alternativa creativa pero no tan exigente es colorear dibujos como mandalas.