En estos últimos 4 años de negacionismo y una política de desmemoria, los trabajadores, junto a los organismos de DDHH, hemos resistido dignamente en cada lugar de Nuestra Patria. Nos pusimos de pie ante la medida del 2×1 y vencimos. Pintamos pañuelos de nuestras Madres en las plazas, honrando su lucha y recordamos siempre que son 30.000. No admitiremos jamás el retroceso de las conquistas, producto de nuestras luchas históricas.
Hoy estamos desandando la historia, volvemos al tiempo en que EE. UU. promueve sin tapujos golpes de Estado como en nuestro país hermano de Bolivia. Política que debe considerarse en el marco de una disputa internacional. El imperio pretende impedir la injerencia de China (o de Rusia, su aliado estratégico).
A nivel mundial podemos ver una peligrosa deriva hacia la derecha con el fortalecimiento de partidos o movimientos que tienen rasgos fascistas, poco dispuestos a respetar las reglas democráticas. El lawfare y el encarcelamiento de opositores políticos, entre otras prácticas, muestran ese desprecio por la Democracia.
El escenario es sumamente preocupante, sin embargo, hay otros aspectos de la realidad latinoamericana que presentan luces de esperanza. En nuestro país logramos unirnos y eso significó el triunfo de un gobierno que piensa en todos, sabiendo que la Patria es el otro y que es el Estado el que nos va a salvar, no el mercado.
Hoy los DDHH vuelven a ser una política de Estado, de un Estado que debe garantizar derechos a través de acciones y políticas públicas que sostengan a los más vulnerados, a niños, a ancianos y a comunidades que fueron diezmadas por el embate del neoliberalismo, porque el hambre y la pobreza deben terminarse. Para ello es necesario que como sociedad abracemos solidariamente a quienes más lo necesitan, mientras afirmamos y profundizamos una posición activa en relación con la Memoria, la Verdad y la Justicia.
En este contexto, nuestra militancia cotidiana constituye un enlace de solidaridad, indispensable para la promoción y puesta en marcha de los derechos que nos han sido vulnerados. Las Madres y Abuelas nos enseñan que los DDHH son la columna vertebral de la sociedad y deben ser indispensablemente abordados en todas las organizaciones sociales.
Las Madres y Abuelas nos hablan con palabras y actos que tejen un hilo de Memoria, de generación en generación. Ellas son, fueron y serán un ejemplo de lucha y resistencia ante el olvido y la impunidad, para que nuestras infancias y juventudes Nunca Más vean arrebatados sus derechos ni un país sumido en el horror.
¡SON 30.000!
¡NUNCA MÁS GOLPES DE ESTADO!
¡NUNCA MÁS NEOLIBERALISMO!
¡30.000 COMPAÑEROS DESAPARECIDOS!
¡PRESENTES! ¡AHORA Y SIEMPRE!
CICOP, Asociación Bancaria, ATE Verde y Blanca, Suteba, CTA de los Trabajadores, La Cámpora, Partido Justicialista Chivilcoy, Juventud Peronista Chivilcoy, Bloque de Concejales del Frente de Todos, Colectivo por La Memoria Chivilcoy, Agrupación Peronista Felipe Vallese, Partido Solidario Chivilcoy, Agrupación Política Brote, Kolina Chivilcoy, Corriente Nacional de la Militancia.