A 45 años del golpe cívico empresarial, militar y eclesiástico en la Argentina, seguimos sosteniendo las banderas de los DDHH y renovando la lucha por la Memoria, la Verdad y la Justicia.
Quedó demostrado que el 24 de marzo de 1976, donde la complicidad de los grandes medios periodísticos era evidente, fue un plan sistemático de los grandes grupos concentrados del poder económico para dominar y someter al país, y entregar su economía.
El miedo y la represión fueron las herramientas indispensables para imponer su “propio orden”. Hubo más 700 centros clandestinos de detención, tortura y exterminio, dónde pretendieron eliminar todo rastro de libertad, independencia y pensamiento crítico.
Hoy rendimos homenaje a los 30.000 compañeras y compañeros desaparecidos, y a nuestras queridas Madres y Abuelas de la Plaza.
Siempre se ha querido invisibilizar y anular los símbolos de nuestra lucha, pero los pañuelos blancos, los pañuelos de nuestras madres, siguen y seguirán siendo nuestra bandera, como símbolo y expresión activa de resistencia.
Pedimos, exigimos y luchamos por todos los derechos de las mujeres y disidencias, porque para que haya justicia social tiene que haber paridad, equidad e igualdad de género. Necesitamos de manera urgente una reforma judicial feminista.
Exigimos juicio y castigos a todos los genocidas, sin goce de prisión domiciliaria, porque no perdonamos y mucho menos olvidamos. La cárcel es el único lugar para ellos.
Decimos basta a los Jueces corruptos, que no son más que los clientes de las corporaciones económicas concentradoras, dirigidas hoy por los cómplices civiles de la dictadura del 76.
La justicia y los medios hegemónicos de comunicación (Clarín) son facilitadores de la entrega de nuestra soberanía e independencia económica, poniendo en juego la justicia social, y por ende los hace responsables directos de la profundización de las prácticas neoliberales en nuestra región, que no son otra cosa que una forma de esclavitud encubierta.
Nosotros como sociedad tenemos la obligación de no olvidar, de ser transmisores de los hechos atroces ocurridos en nuestra historia y promover la Verdad, para que no se repitan Nunca Más. Hay que conocer el pasado, para entender el presente y poder construir un futuro mejor. La base de una verdadera transformación es sostener una Memoria Colectiva Activa.
El pueblo Unido y organizado tiene el verdadero poder para modificar realidades. La dirigencia política tiene que ser fiel al mandato que el pueblo le entrega, dejando de lado el individualismo, y construyendo una verdadera Unidad, basada en la AMPLITUD y PARTICIPACIÓN, para lograr una verdadera representatividad.
Las organizaciones que pertenecemos al campo Nacional y popular entendemos que no hay verdadera representatividad, si los armados electorales localistas son mezquinos e individualistas, ya que rompen la conexión entre las bases y la dirigencia. Sin esa amplitud y participación en la discusión y debate político para la toma de decisiones, lo único que lograremos es asegurar una derrota, habilitando a la derecha a que imponga nuevamente sus prácticas neoliberales.
¡TENGAMOS MEMORIA!
Evangelina Solano
Responsable Distrital
Partido Nuevo Encuentro